Ella era una de las chicas que más trabajo le costaba llevar el ritmo de la banda de música. Por eso siempre se quedaba hasta tarde para poder terminar y aprender un poco ya que con las horas que echaba no le eran suficientes. Una de las empollonas de la clase siempre se quedaba a hacer la pelota al profe y ella el único aliciente que le quedaba era poder estar un rato cerca de el.
Desde siempre le había gustado los maduritos y el profesor encima estaba de buen ver. La empollona y el profesor salieron de la clase y ella se quedó sola y empezó a pensar en todo lo que le estaba pasando. Ella se quedó embelesada y comenzó a masturbarse encima de la mesa del profesor olvidándose de que estaba todavía en la clase. La compañera empollona lo vio y el profesor le dijo que se fuera que el se iba a encargar de todo.